DE DONDE PARTIMOS

Todos los que nos dedicamos a la actividad turística nos preguntamos estos días, qué importancia tiene para el gobierno el turismo cuando declara que será de las últimas en reactivarse y por tanto fuera del foco actual a corto y medio plazo.

Una industria que supone el 12,5% del PIB español, que ofrece trabajo a casi 3 millones de personas en nuestro país, suponiendo un 15% del total del empleo tanto directo como indirecto, que ha sido el motor económico creciendo por encima del PIB cada año, y que a pesar de la lenta recuperación de otros sectores fue quien nos salvó del letargo y el ostracismo de la crisis del 2008, superando anualmente el número de turistas extranjeros y su gasto, batiendo récords año tras año.

Parece que al gabinete de crisis no le debe importar mucho perder los aproximadamente 125.000 millones de euros que cifra Exceltur, ni los casi dos millones de empleos que se pueden ir al traste, y que en algunas comunidades autónomas principales receptoras de turistas como Baleares y Canarias, donde el turismo representa el 35% de sus economías, pueden llevarlas al desastre total.

Thierry Breton, el Comisario de Mercado Interior de la UE, avisa en su discurso ante el Parlamento Europeo que la importancia del turismo para Europa es crítica ya que supone el 50% de las llegadas de turistas internacionales en el mundo, y solicita “un plan Marshall” para impulsar la recuperación del sector.

 

LA DIMENSION DEL PROBLEMA DEL SECTOR TURISTICO

La realidad es que nos encontramos dentro de una crisis sanitaria y posteriormente económica inédita e inexplorada nunca vista antes y poco predecible por tanto, debido a una pandemia de importantes efectos a nivel global que probablemente dé lugar a la mayor caída del PIB español estimada entre un 8% y un 10% este año, que podría superar la caída del 20% en la restauración y el 30% en el turismo, y que podría elevar de nuevo la tasa de desempleo a cotas superiores al 20%, volviendo a retroceder en los avances que se habían dado en el período 2012-2019.

No cabe duda de que la evolución del plan de desescalada lento y gradual, ya marcado, pero aún imprevisible, y sobre todo la definición de los protocolos a seguir – espero que alineados al menos con los países de nuestro entorno en la UE – para mantener el COVID-19 a raya y no caer en un rebrote esperable por otra parte en otoño según la OMS, marcarán la industria turística en el futuro.

Para España, dado el peso que tiene nuestro sector en el PIB, tiene especial relevancia la influencia del coronavirus para poder evaluar el impacto de los acontecimientos sanitarios y sus estadísticas en la “marca España” y sus consecuencias posteriores.

Unas consecuencias que variarán en función de las medidas de seguridad que se implanten tanto en España como en los principales países emisores de turistas hacia nuestro país – de los más castigados por el coronavirus – ante una nueva situación de incertidumbre en la salud y su efecto en el turismo entendido como un fenómeno masivo hasta que llegue la tan ansiada vacuna.

Para ello, desde las Administraciones, coordinadamente y no cada una por su lado, se deben dejar claros de una vez por todas esos protocolos sanitarios a seguir para que las empresas turísticas – con ayudas públicas por supuesto que les ayuden a garantizar su liquidez – se puedan adaptar a los cambios estructurales y/o coyunturales que esta situación provoca.

A POR EL TURISMO NACIONAL LO PRIMERO

Desde BRAINTRUST, gracias a nuestro análisis exhaustivo de los datos y con la visión puesta en el futuro próximo estamos seguros de que, dada la situación actual, el primer objetivo debe ser la recuperación paulatina del turismo nacional a partir del mes de julio en el mejor de los casos, que va a requerir por parte de los destinos a través de los Ayuntamientos y CC. AA., estrategias adecuadas para que el turismo retorne a sus ciudades, teniendo en cuenta las siguientes conclusiones de la etapa que estamos viviendo y sus efectos en el corto plazo:

Los destinos elegidos serán de proximidad, sabiendo que dichos protocolos que deban seguirse serán estrictos y que la mentalidad del ser humano después del confinamiento buscará la salida de su entorno pero con precaución eligiendo lugares cercanos, abiertos y sin aglomeraciones.

En ese sentido tanto las costas españolas (destino por excelencia de los españoles), como seguramente y en línea ascendente el turismo de interior y rural se erigirán en las estrellas este año, con flujos de viajeros entre comunidades próximas.

Según nuestro Barómetro Turístico BRAINTRUST el ranking declarado por los viajeros españoles sería algo parecido a este:

Andalucía: 21%, Galicia: 11%, Madrid: 10%, Castilla y León: 10%, Cataluña: 10%, Comunidad Valenciana: 10%, Asturias: 9%

El transporte por excelencia será el coche propio, que hoy ya significa casi el 80% de los desplazamientos de los turistas españoles y con previsiones de alcanzar el 95% este año, con el fin de garantizar el distanciamiento social a expensas de las medidas que tomen las compañías aéreas y de ferrocarril y/o transporte terrestre en el futuro, todavía no anunciadas.

Con las directrices del desconfinamiento en la mano y su planteamiento asimétrico por comunidades autónomas y/o municipios entre mayo y junio, es asumible que las personas jóvenes salgan las primeras a hacer vida normal y las personas mayores salgan las últimas, esperando tiempos más seguros.

Si del total de viajeros españoles los mayores de 55 años suponen el 25%, es predecible que este colectivo no sea un público objetivo para este año, con un mayor miedo al contagio y a sus posteriores secuelas.

Por otro lado, aunque los que primero perderán el miedo a realizar desplazamientos entre los viajeros serán los que comprenden entre las edades de 26 a 55 años, que significan un 61% del total, el verdadero público target será aquel cuya franja de edad oscile entre los 26 y 35 años con un 15% de representatividad, la mayoría sin niños, que serán previsiblemente los early adopters del desconfinamiento, y prestos a viajar a la primera de cambio.

En términos de tiempo, el verano podría no ser este año la temporada estival típica de un país como el nuestro en el sur de Europa, debido al desconfinamiento asimétrico previsto entre mayo, junio y quizás julio en función de los acontecimientos y estadísticas, la decisión sobre los exámenes en colegios y universidades, y la recuperación progresiva de los puestos de trabajo que podrían ver canceladas las fechas de vacaciones después de los ERTES masivos en la mayoría de las empresas.

En BRAINTRUST estimamos que el impacto de reducción del gasto del viajero doméstico podría superar el 47% de los 32.014 millones de euros que los españoles gastaron en 2019 en turismo dentro de nuestras propias fronteras, si tenemos en cuenta que la Semana Santa ha sido puesta en cuarentena con pérdidas millonarias y el verano peligra dadas las fechas en las que estamos, con muchos hoteles pensando si abrir, y los viajeros sin planes a corto plazo, alentados por la Comisión Europea que recomienda no reservar vacaciones estivales, y con las economías familiares tocadas debido a la parálisis de la economía durante el período álgido del COVID 19.

 

LOS VIAJES QUE SE PREVEEN

Con los datos disponibles calculamos el ratio de viajes (nacionales) de autóctonos, que serán en gran parte los más probables por ser de mayor proximidad, entendiendo por autóctonos los viajes cuyos viajeros son habitantes de la propia comunidad autónoma, y que dibuja un mapa de análisis como el siguiente:

ESTRATEGIAS A SEGUIR PARA LA REACTIVACION DEL TURISMO NACIONAL

Parece claro que ante el impacto que la crisis del COVID-19 está causando en el flujo de viajeros habitual, las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos deben crear una estrategia inteligente con aquellas Comunidades Autónomas de origen que supongan el top 3, con las siguientes líneas de acción sugeridas en nuestros proyectos a clientes:

  1. Asegurar que su oferta tanto hotelera como extra-hotelera y de restauración y comercio sigue a rajatabla los protocolos que se establezcan probablemente a través del ICTE, y dotar de un sello “COVID free” a sus establecimientos, promocionando espacios abiertos, diversificando sus puntos de interés y evitando las aglomeraciones, mientras se garantiza la capacidad sanitaria adecuada, la disponibilidad de test suficientes y otras medidas de higiene máxima y distanciamiento necesario.
  2. Alinear con las infraestructuras adecuadas – AENA y las líneas aéreas y marítimas en el caso de Baleares y Canarias, y autopistas y carreteras en el resto – la correspondiente viabilidad de acceso fácil para los viajeros de otras CC. AA., eliminando el potencial rechazo visto estas semanas atrás hacia los habitantes de algunas autonomías, incluso promocionando su llegada a través de paquetes de bienvenida especialmente diseñados al efecto.
  3. Apoyar a nivel local la liquidez de sus empresas turísticas – con ayudas públicas por supuesto – ante el colapso experimentado tras la hibernación de las economías locales y fomentar la colaboración público-privada, aspecto fundamental si queremos salir de la crisis
  4. Analizar los atributos pre-COVID y post-COVID y tratar de combinarlos de la mejor manera posible, definiendo con precisión el mensaje adecuado para esta primera era de desescalada en función del público objetivo, en sus campañas y comunicaciones.
  5. Concentrar su esfuerzo promocional de forma prioritaria en aquellas regiones origen de sus viajeros, y posteriormente en las regiones limítrofes, teniendo en cuenta las variables sociodemográficas de interés ya mencionadas en esta nota como la edad, y aunque imposible todavía de certificar, aquellos colectivos con un potencial pasaporte sanitario de inmunidad o libres de coronavirus.
  6. Mejorar la “Experiencia del Viajero” a través de la tecnología que apoye los protocolos necesarios, siendo un aspecto fundamental proteger la seguridad del viajero.

 

BIENVENIDO MISTER TURISTA

No muy lejos queda la turismofobia que en ciertos lugares se fue creando ante la llegada de turistas, y que ahora podría repetirse, pero sería un grave error para aquellos destinos que no protejan la llegada de viajeros, si no quieren ver agonizar sus ya maltrechas economías locales.

Como dicen los eslogan vistos estos días, “este virus lo paramos unidos”, y desde aquí enunciamos otro “esta economía la salvamos entre todos”.

Más que nunca los diferentes actores públicos y privados deben sentarse a la mesa a discutir, diseñar, alinear e implantar las medidas adecuadas, construyendo estrategias y planes de acción, que desde BRAINTRUST estamos acostumbrados a definir con comunidades autónomas y ayuntamientos, si queremos que la “gallina de los huevos de oro” del turismo siga viva.

Aunque en las primeras semanas de la crisis del coronavirus hemos visto ciertas actitudes hostiles ante la llegada de madrileños o catalanes o de algunas otras comunidades autónomas a pueblos y ciudades receptoras de turistas, ahora los ayuntamientos deben emitir sus propios procedimientos ajustados a las directrices del Ministerio de Sanidad, aunque alentando a sus habitantes a acoger sin miedo y como siempre lo han hecho a los viajeros que llegan de otras comunidades, para paliar la siguiente crisis que sucede a la sanitaria, la crisis económica y social. Será necesario por tanto que los Ayuntamientos analicen quién son las comunidades principales de emisión de viajeros, como muestra el siguiente mapa.

Por tanto, debe hacerse bueno el slogan de “Bienvenido Mr. Turista”.

Desde BRAINTRUST, como consultores especializados nos ponemos a disposición de las empresas e instituciones que necesiten de nuestra ayuda, estaremos encantados de ayudarles a encaminar esta nueva etapa post-COVID 2019 que cambiará fronteras, valores, forma de hacer las cosas y sobre todo la forma de viajar como la experimentada en 2001.

Entonces la seguridad en el transporte se impuso y hoy ya es parte de nuestra rutina viajera, así será también con la seguridad sanitaria por el bien de todos.

Es el momento de construir un sector diferente basado en la sostenibilidad que estos tiempos nos han hecho acuñar con más fuerza que nunca, y en la digitalización que este confinamiento nos ha ayudado a acelerar.

Es la hora de la solidaridad, sí, pero también es la hora de los estrategas que debemos agudizar nuestro ingenio para adaptar una vez más nuestra industria a una nueva era, y recuperar el prestigio de la “marca España” para volver a recibir a los viajeros de todo el mundo, dejando atrás el turismo de masas y apostando por el turismo de calidad.

Viajeros sí, pero de los que sigan las normas sanitarias, de los que respeten nuestra riqueza turística, y de los que gasten en nuestro país, por supuesto.