¿Qué es el liderazgo? Es una de las preguntas que de forma habitual acude a la cabeza de miles de profesionales en todo el mundo cuando han de afrontar retos y valerse de un equipo para lograr sus objetivos. Definiciones de liderazgo quizá haya tantas como autores inspirados para definirla, pero para el caso que nos ocupa hoy bien vale la del economista canadiense John Kenneth Galbraith: «todos los grandes líderes han tenido una característica en común: era la voluntad de enfrentar inequívocamente la mayor ansiedad de su gente en su tiempo. Esto, y no mucho más, es la esencia del liderazgo». ¿Nos sirve esta definición para los líderes corporativos de nuestros días? Si nos enfocamos en los responsables de las decisiones relativas a la Transformación Digital, puede que sea más que correcta: todas las empresas parecen presas de una ansiedad ante los nuevos tiempos, y un nutrido y «selecto» grupo de ejecutivos parece llamado a poner las naves rumbo al éxito.

Viene a cuento lo anterior de la encuesta CIO elaborada por Harvey Nash y KPMG, que en este 2019 alcanza su edición número 21. A esa experiencia de más de dos decenios interpretando los datos, se debe sumar el alcance de la misma: 3.600 respuestas de los Chief Information Officer (CIO) y otros ejecutivos de tecnología en 108 países, cifra que les lleva a presumir de ser «la encuesta de liderazgo de IT más grande del mundo».

Como tal, esta investigación proporciona información directa sobre las prioridades, estrategias y carreras de los principales líderes tecnológicos de todo el mundo, y plantear preguntas certeras ante fenómenos contrastados. Por ejemplo, ante la evidencia de incrementos presupuestarios en IT a mayor ritmo en ningún otro momento de los últimos 15 años, la encuesta plantea interrogantes como la finalidad de esos incrementos, o relativas a la gestión del equilibrio entre las tecnologías disruptivas y los riesgos asociados. Un caso de estudio de esta última cuestión sería la Inteligencia Artificial: brinda grandes oportunidades, pero genera fricciones en materia de ciberseguridad, privacidad y regulación de datos.

Con los últimos datos en la mano, las firmas responsables del estudio sostienen que los líderes digitales se diferencian del resto con resultados tangibles en casi todos los casos: mejor tiempo de comercialización, mejor Experiencia de Cliente, mejor experiencia de empleado y mayor eficiencia operativa. Digámoslo de una manera más definitiva: mayores crecimientos de ingresos y mayor rentabilidad. Ese éxito viene determinado por la voluntad de «poner la tecnología en manos de los creadores de valor», así como «reconocer claramente el poder de los datos y tener un enfoque incesante en la velocidad y la agilidad».

Otro de los hallazgos de la reciente encuesta es que casi la mitad (44%) de las organizaciones esperan cambiar su oferta de productos y/o servicios, o su modelo de negocio fundamental, a lo largo de los próximos tres años. Esa es la ley de la «economía de la interrupción». Lo que vale hoy, sirve para el presente, pero no para el futuro inmediato. La supervivencia pasa a ser así un síntoma de la capacidad real de las empresas para adaptarse a gran velocidad a los cambios del mercado y del entorno. La capacidad de ser «líquidas» y fluir con la evolución tecnológica, con ratios de adquisición cada vez más asequibles en modelos SaaS o con códigos que replican y simplifican soluciones complejas.

Esos cambios están también determinados por la estimación de que al menos el 20% de los roles profesionales serán suplantados por la Inteligencia Artificial y la automatización, si bien la mayoría (69%) de los encuestados considera que surgirán nuevos roles de trabajo que compensarán los perdidos. La automatización no es algo nuevo en la sociedad industrial, pues está presente desde sus primeros tiempos como causa de no pocos conflictos laborales y sociales. Lo que sí es nuevo es la capacidad de las máquinas de aprender mecanismos complejos y elaborados, en un terreno que hasta ahora resultaba vedado para ellas.

En cuanto a la gestión del liderazgo en IT, esta se ve reforzada por la tendencia de que el gasto esté orientado hacia decisiones de negocio, lo que fomenta una mayor capacidad para detectar oportunidades y actuar en consecuencia. Así se afirma para casi dos tercios (63%) de las organizaciones tocadas por la encuesta. Ahora bien, esta situación también provoca desajustes allí donde el equipo IT no está involucrado, pues potencia los riesgos relativos a privacidad y seguridad. Es decir: las decisiones en la materia deben ir ligadas a decisiones de negocio, pero requieren el concurso de los directivos y sus equipos para que su funcionamiento sea acorde.

Por otro lado, a los líderes IT les sigue costando encontrar profesionales adecuados a los perfiles que demandan. «La escasez de habilidades está en su punto más alto», afirman los autores del informe, «con un 67% luchando por encontrar el talento adecuado». Las tres habilidades más escasas son las vinculadas al análisis de grandes cantidades de datos (Big Data y Analytics), la detección de riesgos y establecimiento de protocolos para evitar ataques cibernéticos (ciberseguridad), y los programas de computación diseñados para realizar operaciones que se consideran propias de la inteligencia humana (Inteligencia Artificial, IA, o AI por sus siglas en inglés).

A la hora de ocupar puestos de responsabilidad, existe una aparente depreciación de los CIOs, asunto que ya hemos visto con anterioridad en estas páginas: su ratio de presencia en la mesa de dirección disminuye del 71% de hace dos años al 58% en la actualidad; no obstante, allí donde están presentes su influencia permanece intacta según el resto de componentes de la mesa: tanto hace dos años como ahora, dos terceras partes de los miembros de las mesas directivas respaldan la gestión de los Chief Information Officer. Sin duda, quienes quieran seguir teniendo un rol preponderante deben ir apostando por la adopción cloud a gran escala, y por las inversiones en IoT, soluciones de IA, y asomar la cabeza en computación cuántica, que se configuran como tendencias a futuro inmediato.

Por último, la encuesta también alumbra una posible buena noticia después de años de riesgos cibernéticos: el cibercrimen sigue aumentando, pero al menos en unos ratios constantes de en torno al 33% anual. Eso implica que aunque crece a gran velocidad, ya no crece cada año a un ritmo mayor que el anterior, lo que permite aventurar una cierta «estabilización» en la incesante lucha de los hackers de dentro contra los hackers de fuera.

Estas son las ansiedades a los que deben hacer frente los líderes en tecnología, si quieren estar también al frente del liderazgo corporativo. Quienes sean capaces de hacerlo, y de hacerlo de forma inequívoca, tendrán un salvoconducto para lograr sus metas.

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