La Transformación Digital (TxD) es como un artista con una técnica perfecta pero que no consigue encandilar a su público; o como un motor sobresaliente en todos los tests teóricos pero que pierde muchas carreras; o, si se quiere, como la casa en la que todo el mundo querría vivir pero casi nadie estaría dispuesta a pagar por ella. Como corresponde a los fenómenos verdaderamente disruptivos, y este lo es, la Transformación Digital es un proceso imparable y que en su implementación a diferentes velocidades deja por el camino un reguero de confusiones, de incoherencias o de incompatibilidades.

Un interesante y reciente estudio llevado a cabo por Nintex, compañía especializada en automatización de procesos, ha revelado estas divergencias que no suelen aflorar en los debates actuales sobre esta temática, abrazada por propios y extraños, tengan más o menos recorrido o destrezas a la hora de afrontar los retos que supone. Bajo el título El estado de Automatización Inteligente de Procesos (IPA, por sus siglas en inglés), este documento analiza las respuestas ofrecidas por 450 decission makers y 650 empleados de la la rama de negocios, en empresas con sede en los Estados Unidos y con más de 250 empleados.

Dado que en la TxD coinciden múltiples sensibilidades, es hasta cierto punto lógico constatar que, en realidad, los planes de Transformación Digital de un tercio de las empresas que los han puesto en marcha solo tienen un año de vida o incluso menos. Peor sí es más sorprendente el desfase entre lo que dicen quienes toman las decisiones finales, y quienes ocupan sus segundas y terceras filas. Así, 19 de cada 20 (94%) directivos afirman que sus esfuerzos de TxD están logrando rendimientos valiosos en sus inversiones. Cosa que difícilmente casa con el dato de que solo aproximadamente la mitad (53 por ciento) de los empleados de la línea de negocios saben lo que es la transformación digital, y mucho menos si su empleador tiene un plan establecido.

¿Podemos decir que hay una disonancia entre lo que conocen unos y otros?Según este estudio, sí: dos tercios de los directivos conocen los esfuerzos en esta materia, frente a un exiguo 27% del personal no directivo que declara conocerlos. Una falta de visibilidad que los autores del informe entienden como «una gran oportunidad para que los líderes empresariales participen y alienten mejor al personal».

La investigación también señala que quienes toman las decisiones en la empresa ven la comunicación efectiva como un obstáculo en su itinerario de transformación digital. La falta de estrategias de comunicación interdepartamentales es algo que preocupa a 7 de cada 20 encuestados (35%), una cifra similar a la de quienes consideran que sus empleados (y recordemos que hablamos de la línea de negocio) no están suficientemente capacitados (32%).

Al igual que analizamos hace solo una semana en este mismo blog en relación con las políticas de compliance, también en la Transformación Digital el entusiasmo y la velocidad de adopción es algo que va «por barrios». Los líderes de tecnologías de la información (IT) son los que más promesas ven en la automatización como vector de transformación, hasta el punto de que 7 de cada 10 (71%) están implementando estas tecnologías. Y el apoyo de los empleados IT va más allá, hasta un 94% que desea implicarse en el proceso. Sin embargo, y por paradójico que resulte, son también los primeros en tener claro que estas tecnologías pueden afectar a su carrera y dejarles sin trabajo.

En todo caso, los datos muestran la disparidad sobre quién lidera los esfuerzos de transformación digital (los porcentajes no son excluyentes entre sí):

  • 40 por ciento CEO – Director Ejecutivo
  • 40 por ciento CIO / CTO – Director de Tecnologías de la Información o Director Técnico
  • 37 por ciento CDO – Director Digital
  • 22 por ciento CCXO – Director de Experiencia del Cliente
  • 14 por ciento CMO – Director de Marketing

«Sabemos que la transformación digital optimiza las operaciones comerciales, lo que genera entusiasmo tanto de los empleados como de los líderes. Pero la comunicación inconsistente de los objetivos digitales de una organización y la falta de claridad sobre los roles de los empleados en ese itinerario pueden llevar a confusión y desilusión», sostiene el estudio.

Por ello, argumenta que «las organizaciones prosperan cuando designan líderes claros de transformación digital para impulsar la colaboración entre equipos, y para educar a los empleados sobre cómo las nuevas tecnologías mejorarán sus actividades diarias y sus trayectorias profesionales a largo plazo». Por lo que concluye que ambos, líderes y empleados, «son fundamentales para ayudar a que todos estén mejor posicionados para automatizar, organizar y optimizar sus procesos internos y tener éxito».

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