Reparábamos en esta página hace poco menos de un mes en las confusiones e incoherencias que surgían en el seno de las empresas durante los procesos de implementación de la Transformación Digital (TxD). Y cómo hemos insistido en varias ocasiones, por ejemplo a principios de agosto, este tránsito al que todos estamos abocados no es la meta de ningún camino, sino el camino en sí mismo. Como tal, uno de los enfoques más acertados es el de entender la Transformación Digital como un modelo repetible y sostenible, al que poder acudir cada vez que llamen nuevas necesidades a la puerta de nuestro negocio.

En la prestigiosa publicación editorial ZDNet han trazado en una reciente infografía las claves de la TxD para el año 2019, identificando las principales tendencias tanto a nivel corporativo como a nivel tecnológico para el próximo año. Y esas tendencias confluyen precisamente en un modelo repetible y sostenible, una vez que podemos dar por concluida la fase de asimilación por parte de la mayoría de las empresas de este proceso, al menos como para ser ampliamente conocido por la mayoría de los cuadros directivos. Además, tienen una connotación positiva, como es que en el mundo empresarial al fin se asienta el aprendizaje a gran escala de que el cambio digital a menudo tiene más que ver con las personas involucradas y afectadas que con la tecnología.

La buena noticia, cada vez menos noticia, es que la mayoría de las organizaciones se han embarcado en algún tipo de transformación digital en los últimos años. Cuando hablamos de «algún tipo» es que podemos encontrarla en los equipos de suministro, en los de finanzas, en los de marketing, o como una acción coordinada a través de la experiencia de cliente o la digitalización de productos y servicios.  «Independientemente del enfoque que tome, los desafíos y los principales problemas han comenzado a formar un patrón en todos los tipos de transformación, así como en las industrias y geografías en general». Es decir, la antesala del ya mencionado modelo repetible y sostenible.

La incorporación al cambio digital no es casual, ya que la mayoría de las organizaciones creen que la mitad de sus ingresos provendrán de los canales digitales para el año 2020. Además, tal y como se reseña en la información original firmada por el experto en IT Dion Hinchcliffe, el Foro Económico Mundial estima que el valor económico general de la transformación digital para las empresas y la sociedad superará los 100.000 millones de dólares en 2025. Más allá de los datos fríos, existen tendencias macroeconómicas que hablan de oportunidades de negocio y nichos de mercado significativos para las empresas más tradicionales. Y en todo caso, «desde cualquier punto de vista, las mayores oportunidades de crecimiento a las que la mayoría de las organizaciones pueden acceder ahora es aprovechar mejor los espacios en blanco en estos mercados digitales en rápida expansión».

Vale la pena adentrarse en el estudio original así como en la infografía que lo acompaña, para comprender en mayor profundidad las tendencias para 2019, que aquí reseñamos solo a título de mención.

A nivel corporativo, las principales tendencias pasan por un viraje definitivo hacia la figura del director ejecutivo o CEO como principal impulsor de la Transformación Digital (en detrimento de figuras como los CIO o los CDO); el impulso a inversiones no tanto tecnológicas como desde las perspectivas de las habilidades, la cultura empresarial, la mentalidad, y el talento digital; y la mejor integración de las iniciativas mediante esfuerzos coordinados en toda la empresa para lograr consistencia, para generar una planificación compartida, para el desarrollo de economías de escala, y para el establecimiento de modelos de datos comunes.

A nivel tecnológico, las tendencias que más maneras apuntan para 2019 pasan, en primer lugar, por poner orden en el panorama de datos inconsistentes, fragmentados, duplicados y aislados en la empresa típica, que son cada vez más percibidos como la principal losa o «deuda técnica», entre otros motivos porque «es más fácil que nunca crear una base de datos confiable y segura para que las iniciativas digitales se desarrollen y ejecuten». La deuda técnica está justamente relacionada con la segunda gran tendencia: ha llegado la hora de dejar de ocultar en el balance los «remiendos heredados, bien intencionados pero mal guiados, de accesos directos, actualizaciones descuidadas del sistema y soluciones rápidas que terminan como tecnología muerta». Como tercera gran tendencia, cabe destacar otra necesidad acuciante desde el punto de vista de «poner en cintura a quienes están en las nubes», es decir, al ruido generado por las soluciones cloud públicas, híbridas y multicloud. Lo que se apunta para 2019 es un proveedor principal que además actúe como vector de Transformación Digital junto con algunas soluciones cloud para necesidades puntuales, pero minoritarias.

«No se equivoque», concluye el análisis, «abordar cada uno de estos problemas de transformación digital es una tarea difícil, incluso para organizaciones con muy buenos recursos. Sin embargo, si no lo hace, se dejarán abiertas las brechas competitivas vitales (…) Es una de las razones por las que se requiere una nueva mentalidad para la transformación digital , para resolver problemas en formas nativas digitales que las IT tradicionales no saben o no pueden preparar».

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