«No pregunto por qué mienten los pacientes, simplemente asumo que lo hacen». Es una de las citas más reconocibles de uno de los iconos de la ciencia médica llevada a la pequeña pantalla: el Dr. Gregory House. Una serie de entretenimiento, sí, pero que basó buena parte de su éxito en una labor de documentación profusa para hacer verosímiles sus capítulos. Y de ciencia médica hablamos hoy, en esta casa en la que tanta atención ponemos en la Sanidad (véanse nuestros Estudios sobre la Competencia en el campo de las aseguradoras). Porque la inminente gran revolución de la Sanidad no vendrá (solo) de manos de un genio capaz de identificar dolencias donde otros no llegan, sino del profundo choque que las tecnologías digitales van a suponer para anticiparse, incluso, a las mentiras de un paciente.

The marketing agency Digital Authority Partners has devoted an extensive article to identifying the 7 key trends so far this year in the field, based on two premises: one, that the pharmaceutical and healthcare industries have lagged behind when it comes to implementing digital strategies; and two, that there are plenty of examples of the impact of new technologies, whether we want it or not, such as telemedicine, medical devices with artificial intelligence (AI) and blockchain electronic health records. And with one priority focus: innovation, with at least five primary objectives: streamlining the work of doctors, optimising systems, improving patient outcomes, reducing human error and reducing costs through web and mobile experiences.

Datos para una gestión más personalizada
La primera de esas tendencias identificadas para por el incremento de la atención «bajo demanda» o «a pedido», que no es consecuencia de los patrones de atención sanitaria habitual, sino de las decisiones que toman al respecto sus consumidores. El término «consumidor» pueda sonarnos confuso (en absoluto errático) en un entorno de hábito a la sanidad pública y gratuita, pero hemos de pensar que el mercado de referencia es el estadounidense, con un dominio de mercado de la sanidad privada; y que si cambiamos «consumidor» por usuario el cambio de factores no altera el resultado final: se trata de adaptar la ciencia sanitaria a los hábitos de su mercado, esté o no garantizada por un sistema público.

Los «consumidores» quieren todo a su conveniencia, en el tiempo y lugar que libremente deciden. Es un enfoque heredado del marketing, la disciplina en cuya naturaleza está haber identificado que en este año 2019 se ha rebasado el umbral del 50% en las estadísticas de navegación web móvil. Como en el caso del marketing, es obligación de las empresas de la salud identificar dónde están sus consumidores y llegar a ellos por las plataformas más adecuadas, siempre teniendo en cuenta el cada vez más continuo acceso móvil a todas ellas. Son las reglas del cliente, que nos exponen una vez más los inseparables vínculos entre la Experiencia de Cliente y la transformación digital. Con 4.000 millones de personas en Internet… ¿no resulta incluso distópico que no forme parte de la primera línea de fuego de la Medicina?

Y este enfoque también puede ser visto a la inversa: no «bajo demanda» del paciente, sino del profesional. Es la baza de oro para que muchos profesionales den un impulso a su carrera merced a un trabajo independiente para varias corporaciones, en lugar de unirse a una sola empresa.

If we talk about professionals in medicine, we should not overlook a professional role of growing importance: the data scientist specialising in the medical field. This is the second major trend detected, and its aim is to identify patterns from all the information that can be aggregated from sources as diverse and heterogeneous as e-commerce, financial transactions, medical records or social networks. The benefits of this new discipline include a reduction in the rate of medication errors, an incentive to preventive care to decongest emergency rooms, and the proper management of admission processes, which would save money and reduce waiting times.

Es un reto no para el futuro, sino para el presente inmediato, en la industria farmacéutica. Una mejor comprensión del mercado es la antesala de una iteración de producto y unos presupuestos mucho más eficaces. Además de crear una «persona» de cliente, lo que redunda en una mejor experiencia. Pero además es un vector para predecir qué enfermedades y enfermedades se convertirán en problemas importantes en el futuro cercano. La información agregada a través de Big Data y otras fuentes de comercialización puede ayudar a las compañías de salud a desarrollar recomendaciones de estilo de vida saludable para sus pacientes, anticiparse a «sustos» de salud, preparar a las empresas para determinados eventos de sus empleados o incluso cuándo contratar a personal con carácter temporal para cubrir bajas por enfermedades comunes.

Si un paciente quedara dormido hoy y se despertara dentro de unos años, probablemente uno de los shocks más grandes que tendría sería comprobar cómo algo que en su momento parecía destinado solo a los juegos, ha terminado siendo una herramienta médica de gran alcance. Hablamos de la Realidad Virtual, con innumerables aplicaciones para tratar a los pacientes de forma más eficaz que recetando «drogas» de circulación legal. Es una tecnología con la que ya se investiga hoy para tratar el dolor, así como la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático y los accidentes cardiovasculares, así como motivar al ejercicio físico. O, al otro lado de la medicina, para perfeccionar las habilidades de los profesionales y estudiantes y planear cirugías de alta complejidad. ¿Ciencia ficción? No. Una vez más: transformación digital.

Monitoring, AI and blockchain
Similarly, as this transformation is a social rather than an economic phenomenon, wearable devices are also set to increase the market for prevention on the go. Smartwatches and activity bracelets are increasingly integrating more accurate sensors, potentially able to permanently monitor high-risk patients, and update in real time the reading of data that may be crucial to their health. To which must be added, under the sheer pressure of market demand, new and increasingly specialised devices, ever more portable, ever more present in everyday life. From heart rate, to oximeters (blood oxygen measurement), to gamification devices that create competitive goals, money savings linked to this trend are expected to reach $7 billion a year in the US alone. That is no small amount of money.

No podríamos hablar de casi nada de lo anterior de nos ser por la IA, cuya inversión específica en salud superará los 34 mil millones de dólares en el año 2025. Estamos hablando de «enfermeras robot» y de «droides hospitalarios», pero también de hardware de gestión de suministros, de chatbots y asistentes virtuales, de herramientas de diagnóstico y terapia. Estamos hablando por tanto de versatilidad. Y en un segundo estadio estaríamos hablando de precisión, de genómica, de tratamiento avanzados mediante reconocimiento de patrones sofisticados y combinaciones personalizadas de medicamentos. Y una vez más, el factor económico hace acto de presencia: el uso de la IA permitirá reducir los plazos de descubrimiento de fármacos en cuatro años. En total, nada menos que 150 mil millones de dólares en ahorros anuales.

Last but not least, it is time for the healthcare environment, from the authorities to its professionals, to embrace blockchain technology once and for all. Not to mine cryptocurrencies or to accept cryptocurrency payments, no, but as an effective tool to prevent data breaches and increase the accuracy of medical records, while reducing (anyone's guess?) the associated costs. Electronic health records (EHRs) are so desirable to cybercriminals that their price on the digital black market can be as high as $1,000 per record. Any effort to curb this rogue market and increase patient safety is a small effort. Especially in a market that, for the most part, today uses unstructured data and multiple EHR systems. In other words: difficulties, errors, duplications, delays and some deaths that could have been avoided. This is something that even the government must make an effort to address, as there is a risk that the potential benefits of blockchain applied to the healthcare industry could be curtailed by the legislative apparatus due to ignorance.

As we can see, there are many challenges facing medical science, not only in terms of competition as an industry, but also and above all in terms of increasing its effectiveness in treatment, diagnosis and patient care. It is one of those sectors that practically without exception affects us all at some point in our lives. To support these changes is, first and foremost, to support ourselves. Even if Dr. House catches us in a little white lie. What's that compared to a healthier life.

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